Ha caído otra más.
Otro cuerpo de mujer
desangrado
apuñalado
desvencijado.
Un número más
para la barbarie.
Entonces
pienso en mis hermanas
en su sangre-piedra
en las bestias que acechan
buscando el momento de sumar cifras
donde las cifras importan
demasiado.
Pienso en ellas
y en mí misma
por cada vez a punto de saltar
de un coche en marcha
por la sangre derramada
en su sofá recién comprado
por todas las noches que (a solas)
se derraman todas las lágrimas de la Tierra
y muere otra mujer-poema.
Pero sólo se me ocurre correr
y gritarle al viento.
O a las tumbas
de nuestras muertas.
Beatrice Borgia, 28 de noviembre de 2013